México con el buen humor en picada 

Redacción
2022-12-16

Los memes no son suficientes sirven más bien de pivotes para sacar un poco el malestar  y así termina el 2022 con un país molesto

 


EJE CENTRAL.- Una caótica y violenta pelea entre mujeres por un asiento en un vagón del Metro; agresiones que escalan rápido a los golpes entre comensales y meseros por un supuesto caso de homofobia en un restaurante de Polanco; una mujer en Mérida que permite a su hijo orinarse afuera de un local de celulares o las rabiosas discusiones en redes, son imágenes que se repiten y se van volviendo habituales, y aunque puedan convertirse después en un meme reflejan algo: los mexicanos están mal y de malas. 

 

Lo malo, es que el ánimo colectivo no parece que vaya a mejorar para cerrar 2022 y quién sabe para el próximo año. Se puede ver y sentir en las calles, en el tráfico, en las casas y entre los pasillos y foros legislativos. Legisladores peleando a golpe limpio en los pasillos o sesiones en las que se gritan frases agresivas y personales, sin argumentos; descalificaciones mañaneras constantes; un conductor atropellando a un motociclista por una discusión, y mata a un niño en su trayecto.

 

También lo muestran los indicadores y mediciones nacionales e internacionales. México se desplomó en el más reciente Índice Mundial de Felicidad, y apareció 22 posiciones más abajo; lo que se traduce en que empeoró el entusiasmo sobre el bienestar social, la confianza en los gobernantes y la percepción respecto a la corrupción.

 

Entonces, muy lejos está el país de la premisa de que “sólo siendo buenos podemos ser felices”, como aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador en su mensaje de diciembre de 2021 con motivo del inicio de este año que está por terminar. El hecho de que México se haya ubicado entre los 10 países con las mayores caídas en los indicadores de felicidad, junto a Venezuela, Afganistán, Líbano, India, entre otros, muestra que el fenómeno es mucho más amplio y complejo de lo que se percibe. 

 

Y es que, la verdad, a los mexicanos les sobran las razones para no tener buen humor. Desde el encarecimiento de los productos de consumo básico y cotidiano; la violencia; el poco acceso a la salud y a servicios básicos, o el deterioro del ingreso y prestaciones. Vamos, ni la selección logró pasar al cuarto partido en el Mundial. 

 

“¿Qué me hace feliz?”, se pregunta por unos segundos Patricia Sainz para responder: “híjole, pues más bien lo que me haría feliz es que deje de estar todo tan caro, nomás ahorita de comprar para desayunar, unos huevitos, tortilla, leche y un pancito, me gasté casi 200 pesos, eso me haría feliz la verdad”, cuenta la comerciante, vecina de la colonia Chalma de Guadalupe en la alcaldía Gustavo A. Madero.

 

La de Felicidad Global en 30 países, elaborada por Ipsos (una de las principales compañías a nivel mundial en investigación y soluciones sobre las acciones y opiniones de los ciudadanos y consumidores), muestra cómo ya no nos sentimos tan contentos como hace 10 años. México pasó de un nivel entre 78 y 80 % —de diciembre de 2011 a mayo de 2013—, a un 46 a 65 % entre agosto de 2020 y abril de este 2022. 

 

El sociólogo Jonathan Juárez Melgoza considera que la polarización genera “una merma” en la idea que se tiene de felicidad entre las personas, y es claro que la visión del gobierno no coincide con la que viven los ciudadanos en el país. 

 

“Es un gobierno que tiene un discurso de felicidad muy concentrado, que difiere mucho de las condiciones sociales, económicas y psicológicas que implican los fenómenos de la felicidad (…) La felicidad es un fenómeno tan complejo que no puede ser abarcado por un plumazo, ni por un mañanerazo, por así decirlo”, sostiene el profesor de la FES Aragón de la UNAM.

 

La felicidad según cada uno

 

Fue en agosto de 2020, en plena crisis por la pandemia de Covid, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso cambiar de una medición del Producto Interno Bruto (PIB) a medir “el nivel de satisfacción del pueblo, de felicidad de la gente, para medir la situación económica, de bienestar”; pero los indicadores encargados de aproximarse a la percepción de felicidad, seguridad o bienestar muestran que ese nivel de “satisfacción” parece acelerarse… pero en el sentido opuesto. 

 

Para Hugo Dávila, joven de 24 años y recién egresado de la carrera de Derecho, este año no gozó del bienestar que presume el gobierno, por razones muy simples: “Yo creo que la felicidad recae en lo que quiere o necesita cada persona. En mi caso quisiera que no hubiera tantas trabas a la hora de conseguir tu primer empleo de una profesión que estudiaste; o que, a mi mamá, una señora de 60 años y con diabetes, que le dan citas para estudios y consultas casi cada semestre y que tampoco tenga garantizada la entrega de la insulina que necesita por su enfermedad. Eso sería una parte que más que feliz me daría paz, no sé, como tranquilidad emocional”. 

 

La economía y la salud no es el único factor que en este 2022 pegó en el ánimo. La última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del Inegi refleja que la percepción de inseguridad pasó de 58.9 a 61.2 %, entre 2021 y 2022; y en el Índice Mundial de Felicidad de Naciones Unidas cayó de 6.595 de 2019 a 6.128 en 2022, lo que puso a México en la posición 23, registrada hace cuatro años, a la posición número 46 de 157 países. 

 

Y qué decir de la economía. El aumento en el salario mínimo afectó negativamente al resto de los componentes por ingresos. Ahora, los que ganaban más ahora ganan menos y los productos cuestan más. Las personas que percibían un salario mínimo en el último trimestre de 2018, cuando asumió el poder Morena, eran 8.5 millones; en los últimos cuatro años la cifra es de 18.3 millones de mexicanos; es decir, sólo en este gobierno hay 114.6 % más personas ganando solo un salario mínimo.

 

Y mientras aumentan los trabajos mal pagados, también disminuyeron los que tenían pagas superiores a cinco salarios mínimos; es decir, la clase media. Ejemplo, en el último trimestre de 2018, las personas que ganaban esa cantidad eran 2.4 millones, actualmente son 794 mil 304 las que tienen ese beneficio, una caída de 67.7 %. Un comportamiento similar sucedió en los salarios mínimos de entre tres hasta cinco, pasaron de 6.9 millones de trabajadores a 2.3 millones, una caída en el rubro 67 %.

 

En el caso de la encuesta sobre Felicidad Global en 30 países, elaborada por Ipsos (una de las principales compañías a nivel mundial en investigación y soluciones sobre las acciones y opiniones de los ciudadanos y consumidores), muestra cómo ya estamos tan contentos como hace 10 años. México pasó de un nivel entre el 78 y 80 % —de diciembre de 2011 a mayo de 2013—, de 46 a 65 % entre agosto de 2020 y abril de 2022. 

 

Risa engañosa 

 

El Presidente habla en sus mañaneras sobre las cosas que hacen felices al pueblo mexicano, y de paso, promociona sus programas sociales como elementos que contribuyen a ese estado de bienestar. 

 

Pero eso no se refleja entre los mexicanos. El reporte de Felicidad Global 2022, lo pone en números claros: el nivel de felicidad de los mexicanos pasó de un 46 % en agosto de 2020 a un 65 % mantenido hasta abril de este año. Y en la amplia lista de fuentes de felicidad que priorizan los mexicanos no se incluyen las promesas o acciones del gobierno como los apoyos sociales o la reducción de sus recursos y el aumento de precios como motivos para sentirse más felices. 

 

Más bien, es el tiempo que pueden destinar al uso de redes sociales, alcanzar un cargo alto en la política o mudarse del país, son los aspectos que los mexicanos perciben como fuentes de felicidad, según el reporte. 

 

Y es que pareciera que el país está cansado de las crisis políticas y sociales, por eso, más del 70 % de las personas están al margen de las discusiones políticas, más bien estarían preocupadas por su bienestar día por día, de acuerdo a una encuesta reciente de Parametría, de Francisco Abundis.

 

Y sí, “a mí qué carajos me importa si tocan o no al INE, o que el aeropuerto que está hasta la fregada y que yo creo nunca voy a usar, tenga o no vuelos ¡Si lo que no tengo es agua porque a cada ratito nos la cortan!; que no me alcanza para ponerle gasolina al taxi o que si en la esquina del andador a cada rato andan asaltando y varias de las ‘ratas’ son los mismos vecinos”, acusó José Luna, vecino de la alcaldía Iztacalco.

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